El mundo de la literatura infantil sumó el pasado 13 de octubre un nuevo trabajo: El cerdito de Navidad. La escritora británica J.K. Rowling regresa al género que la catapultó a la fama hace ya dos décadas gracias a la saga de 'Harry Potter' con la que vendió más de 500 millones de ejemplares en todo el mundo. En esta vuelta a sus inicios y tras la excelente acogida de 'El Ickabog' (2020)', su anterior trabajo para el público juvenil, Rowling nos entrega su novela más ingeniosa desde 'Harry Potter y el Prisionero de Azkaban': una aventura dickensiana en la que el amor, la pérdida y el sacrificio impregnan las páginas de este nuevo relato.
J.K. Rowling siempre tuvo claro que, tras acabar la saga de ‘Harry Potter’, no volvería a escribir historias para niños. Marcó un punto y aparte en este género que tantas alegrías le había dado hasta el momento y se entregó a los brazos de una literatura mucho más adulta y quizás con tintes más oscuros. Así llegó La Vacante Imprevista (2012), en la que se narraban varios enfrentamientos por una vacante en el consejo parroquial de un pequeño pueblo inglés. Seguidamente se pasó al género policiaco con las aventuras del detective Cormoran Strike (2013-2020), de la que el pasado año Rowling publicaba su quinto volumen, Sangre turbia, bajo el ya archiconocido seudónimo de Robert Galbraith. Pero todo eso fue antes de que la pandemia de la Covid19 se cerniera sobre el mundo muggle, claro. Entonces Rowling se puso manos a la obra e hizo lo mejor que sabía hacer: escribir literatura juvenil. Así llegó El Ickabog (2020), un cuento que relataba los entresijos palaciegos en el reino de Cornucopia y su legendario monstruo.
Y ahora, un año después de abandonar Cornucopia, nos entrega su último trabajo, El cerdito de Navidad, su novela juvenil más ambiciosa e inteligente, casi dickensiana, con guiños al purgatorio de Dante, todos ellos armoniosamente trenzados con problemáticas del mundo real, como la pérdida, el sacrificio y el amor. En esta ocasión, la devoción de un niño hacia su juguete favorito y hasta donde es capaz de llegar con tal de recuperarlo marcará el punto de partida. De la mano de sus dos protagonistas, Jack y Dito, el cerdito de Navidad, nos embarcamos en una emocionante aventura de 300 páginas llena de giros, un ritmo de lectura frenético que hará las delicias tanto de niños como de adultos, no solo por su apasionante historia, plagada de verdad y con alma propia, sino por su concienzuda y detallada cosmogonía en la que Rowling ha puesto a interactuar personajes reales con objetos cotidianos que cobran vida y que tienen mucho que enseñarnos.
¡Atención, spoilers!
Un divorcio a través de los ojos de un niño
El cerdito de Navidad hace alarde de por qué J.K Rowling es una de las mejores narradoras del mundo literario actual: a través de los ojos de Jack, nuestro héroe de 7 años, la autora trata de forma muy perspicaz una de las problemáticas más frecuentes hoy día, la ruptura de un matrimonio. Jack debe afrontar con resignación la inesperada separación de sus padres y, además, todos y cada uno de los traumáticos cambios ligados al divorcio: casa, colegio y hasta de amigos. Sin embargo, más allá de estos cambios, el divorcio supone para él un shock muy fuerte que arroja emociones de las que se ve incapaz de controlar, como la angustia y responsabilidad que, de forma desinteresada, decide esconder para no hacer sufrir a sus padres. En la nueva escuela (donde tampoco encaja demasiado) Holly entra en la vida de Jack, una joven gimnasta muy talentosa que tambaleará los cimientos de su vida. Al comienzo Holly es, sin duda, el salvavidas del chico, una mano amiga que hará de Jack alguien visible para el resto de compañeros. Después, en un repentino giro de la trama, la gimnasta será su peor pesadilla al convertirse en su hermanastra. La buena relación entre Jack y Brendan, padre de Holly, traerá varios episodios descontrolados de celos por parte de la chica, incapaz de aceptar a Jack y su madre como parte de su familia. En una de esas peleas, la joven gimnasta hiere a Jack de la peor forma posible: arrojar a Dito, su cerdito de peluche por la ventanilla del coche. Jack queda totalmente devastado, para él su peluche lo significaba todo; es su fiel compañero de aventuras y su pañuelo de lágrimas.
El Mundo de las Cosas Perdidas, el nuevo universo de J.K. Rowling
En esta peculiar odisea navideña, J.K. Rowling ha vuelto a idear un universo rico en detalles y perfectamente jerarquizado: el Mundo de las Cosas Perdidas, lugar al que van a parar todos los objetos que los seres humanos han perdido en la Tierra, desde pendientes, hasta agendas y brújulas. La peculiaridad de todos estos objetos extraviados es que han cobrado vida: hablan, sienten y padecen tras encariñarse el ser humano de ellos. Habitan los unos con los otros, en perfecta harmonía, impacientes de que se les encuentre ‘Allí Arriba’ para volver con sus dueños. Sin embargo, la genialidad de Rowling va mucho más allá. En el Mundo de las Cosas Perdidas no solo habitan objetos comunes, también sentimientos, como la ambición, la felicidad, la esperanza y los malos hábitos (fumar o hurgarse la nariz). Todos ellos tienen una historia, un drama con el que no puedes dejar de empatizar. Es como si Rowling los hubiera tocado con su varita mágica dotándolos de vida. Este nuevo universo, como si del purgatorio de Dante se tratase, está dividido en diferentes ciudades, donde los objetos y sentimientos transitan dependiendo del grado de ‘olvido’ que su dueño procesa en el Mundo de los Vivos: Desechables, (los dueños no sienten ningún tipo de apego por su objeto extraviado) Dónde-Lo-Habré-Metido, el Paramo de los Baladís y la Ciudad de las Añoradas. Estas ciudades, sin embargo, se encuentran bajo el yugo de ‘El Perdedor’, una criatura hecha de objetos a los que despoja de su alma cuando su dueño se olvida de ellos definitivamente.
Jack está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de recuperar a Dito, y la noche de Navidad, cuando cualquier milagro puede suceder, el cerdito de Navidad que Holly ha regalado a Jack en compensación por haber arrojado el suyo ha cobrado vida y, junto a Jack, se embarcan en una auténtica aventura a través del Mundo de las Cosas Perdidas para recuperar a Dito. Tan solo hay una pega: debe rescatarlo antes de la medianoche, o ambos quedarán atrapados allí para siempre. El Perdedor no tarda en enterarse de que hay dos ‘Cosas’ que están donde no deberían estarlo y desea acabar con ellos. La persecución agrega tensión y emoción a la trama, que crece sin tregua desde el capítulo 13 hasta el épico desenlace, donde Jack se enfrentará cara a cara con el Perdedor tras un giro final que no ves venir: el cerdito de Navidad decide sacrificarse para que Jack recupere a su cerdito. Sin embargo, Dito ha quedado hecho trizas al pasarle un camión por encima en el Mundo de los Vivos y no puede regresar a un cuerpo físico. Entonces Jack aprende la mejor lección de todas: a lidiar con la pérdida, a valorar los sentimientos por encima de un bien material. Todo ello ayudará a Jack, otorgándole valores morales indispensables que hará de él alguien más maduro y valiente en el Mundo de los Vivos.
Magnificas ilustraciones y una traducción impecable
'El cerdito de Navidad' cuenta con magníficas ilustraciones en blanco y negro diseñadas por Jim Field, un afamado ilustrador y diseñador de personajes. La novela de Rowling está divida en 8 partes, cada una bellísimamente decorada con una ilustración sobre un momento crucial de la vida de Jack. Por último, me gustaría destacar el impecable trabajo de la traductora Gemma Rovira, encargada de regalarnos esta odisea navideña en lengua hispana. Nadie como ella entiende el lenguaje literario de Rowling, que no es complicado en estructura, pero si en cuanto a la creación de nombres, detalles y leyes en su universo de ficción. El trabajo de Gemma es concienzudo, sin tomarse demasiadas licencias sobre esta obra que, sin duda, se convertirá en un clásico navideño en un futuro venidero.
Mi calificación es un 9.
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