‘¡Harry Potter a la hoguera!’ Esto es lo que cientos de voces claman desde sus redes sociales, la nueva pira de nuestra era. El mago de Hogwarts se enfrenta a un castigo peor que el de Dolores Umbridge y es el desprecio de sus seguidores a causa de los comentarios que su autora, la británica J.K. Rowling, ha vertido sobre las mujeres transexuales en su cuenta de Twitter. Pero ¿merece Harry este boicot?
Lejos de dejar en pausa la polémica, J.K. Rowling, creadora de ‘Harry Potter’ sigue poniendo en tensión a la comunidad transexual de todo el mundo. Son muchos los que la han acusado de TERF (feminista radical excluyente) y de tránsfoba, tras haber publicado en su red social una serie de comentarios sobre el colectivo causando un grandísimo revuelo. Tras estas disputas, la escritora británica ha optado por ponerse la capa invisible (o quizás han decidido ponérsela otros), alejándose por completo de su propia creación. Su presencia en el especial Regreso a Hogwarts fue tan fugaz como una snitch: 33 segundos de protagonismo. En la hora y cuarenta minutos que dura el reencuentro, sus cuatro intervenciones, sacadas de una entrevista en 2019, se limitan a comentar aspectos sobre Radcliffe y el universo que ha creado. ¿Tiene sentido analizar el fenómeno Harry Potter sin entrevistar a su creadora?
Tampoco aparece su nombre en los avances de ‘Animales Fantásticos: Los Secretos de Dumbledore’, tercera entrega de la precuela de Harry Potter protagonizada por Eddie Redmayne y que verá la luz en abril. Ahora es Warner Bros la que nos invita a ‘volver a la magia’, y no su guionista y productora, la propia J.K. Rowling. Todo este revuelo ha dividido a los fans. Son muchísimos los que han optado por condenar a Harry con la vil muerte en la hoguera. Han cancelado a la autora, pero también a las novelas que los habían acompañado durante dos décadas de magia.
La cuestión es: ¿merece Harry este trato? En mi humilde opinión no. Puedes compartir o no las opiniones de J.K. Rowling, apoyarla, contradecirla o simplemente hacer oídos sordos, pero cancelar su obra, que tanto nos ha aportado, que nos ha acompañado y, a muchos como en mi caso, ayudado en situaciones difíciles, es un error. Cómo olvidar que en esta cosmogonía que J.K. Rowling creó hace ya veinte años, su aprendiz de mago es el héroe elegido para salvar al mundo mágico de las malvadas artes de Lord Voldemort. Pero en el nuestro, en nuestro mundo, el muggle, si Harry Potter es un héroe, se debe principalmente a los efectos que ha propiciado en los hábitos de lectura de los más jóvenes. Y de los que no lo son tanto. Este joven de gafas redondeadas tiene el gran e indiscutible mérito de haber traído de nuevo a los niños a la lectura. Y eso no podemos obviarlo.
Tampoco nadie puede poner en cuestión la extraordinaria cantidad de lectores que la saga de Harry Potter ha adquirido durante estos años y quizás se deba a lo que estas novelas han sido capaces de transmitir a sus lectores. Los libros del joven mago lograron que millones de niños en todo el mundo abarrotasen las librerías de la zona infantil y abriesen por primera vez una novela. Y no debemos obviar la razón. Quizás, porque los lectores consiguieron captar de estas novelas es que, a pesar de las adversidades, tenemos al alcance de nuestras manos una vida plagada de recompensas, pero tan sólo si obramos con propiedad podremos conseguirlo. Harry nos ha enseñado mucho. La saga alude a problemáticas plausibles del mundo real y conforta al lector con muchas respuestas.
Los niños de hoy en día siguen disfrutando descubriendo la magia que encierra la saga de Harry Potter al mismo tiempo que crean un hábito de lectura. Además, un aspecto fascinante de estas novelas es que desarrolla la imaginación y la creatividad de sus lectores. La atención al detalle de Rowling es concienzuda. Durante casi cinco años recopiló nombres poco corrientes para sus personajes, palabras latinas, bocetos sobre lugares fantásticos e historias sobrecogedoras, creando un legado muy querido para sus seguidores. Un legado que tenemos que seguir queriendo y cuidando. En sus novelas encontramos un sinfín de posibilidades dentro de un mundo fantástico repleto de criaturas inimaginables, capas invisibles, castillos y deportes sobre escobas.
Cuando monto en transporte público, o voy por la calle, o incluso veo a muchos de mis alumnos y alumnas con un libro de ‘Harry Potter’, o simplemente con una mochila, una camiseta que pone ‘Hogwarts’, inmediatamente sonrío y pienso que la magia está más viva que nunca, y que Harry está lejos de lanzar su último hechizo.
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